martes, 17 de mayo de 2016

Toda Clase De Pieles

Erase una vez un Rey y una Reina de un reino lejano, muy lejano…

Cuando de repente tuvieron una hija. Bueno, no tan de repente... La reina se quedo embarazada y pasaron nueve meses hasta que por fin nació su hija que como era niña y sus padres eran el rey y la reina fue princesa desde el primer día.

La princesa creció en el castillo muy feliz. Los días de sol salía a montar a caballo y los días de lluvia se quedaba en palacio jugando al ajedrez con el sabio, que a pesar de ser el inventor del juego, cuando jugaba con la princesa, a veces perdía.

La hija del sabio también vivía en el palacio, pero, entre que era un poco mayor que la princesa, y, no hacia otra cosa que mirarse en el espejo, nunca jugaban juntas.

Cuando todos estaban muy ocupados para jugar con ella, pasaba el tiempo pintando. Pintaba todo lo que veía a su alrededor y a través de la ventana. Tenia las paredes de su habitación llenas de sus pinturas y dibujos.

Una mañana la Reina le dijo a la princesa:
Alicia, ponte el vestido más bonito que tengas. Esta tarde nos vamos a la fiesta de cumpleaños del príncipe Aurelio.
Alicia recordaba que había estado en una fiesta de cumpleaños del príncipe Aurelio cuando era mas pequeña y le hizo mucha ilusión.
Antes de salir la Reina vio tan guapa a la princesa que le regaló un collar con tres figuritas de oro. Una florecita, una moneda y un anillo que había pertenecido a su abuela.

Por la tarde llegaron al palacio del príncipe Aurelio. La princesa Alicia estaba impresionada. Desde la ultima vez que le vio estaba mucho mayor, mas alto, mas fuerte y mas todo. No podía quitarle el ojo de encima.

Y como pasa en las fiestas de palacio llego la hora del baile, y no se lo podía creer pero la princesa Alicia consiguió bailar con el príncipe. Estaba en una nube cuando otra princesa la aparto de un empujón, y, siguió bailando con el príncipe. La princesa Alicia no se enfado. Estaba tan contenta de haber bailado con el, aunque solo fuera un poco.

Y como suele pasar cuando bailas con un príncipe , la princesa Alicia se enamoro desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies.

Pasaron los años y un día el Rey dijo:
Alicia, un príncipe ha venido desde muy lejos para casarse contigo.
¿Queeeee? Exclamó Alicia.

A la princesa se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja y se le abrieron los ojos como platos. Y cuando los guardias abrieron la puerta para que pasara el príncipe. Puf! la cara de la princesa se desinflo.

El Rey dijo a la princesa: El príncipe Teodoro ha venido para casarse contigo.

No era el príncipe con el que ella había estado soñando todos aquellos años. Era otro príncipe. La princesa reacciono rápidamente y dijo al príncipe: Si te quieres casar conmigo tendrás que regalarme tres vestidos. Uno dorado como el sol, otro plateado como la Luna y otro brillante como las estrellas.
Así la princesa ganaría tiempo.

Pero un buen día se presento en el castillo el príncipe Teodoro que le dijo a la princesa. Aquí tienes los tres vestidos que te prometí. ¿Desea su alteza algo más?
Pues si, mira, me vas a regalar un abrigo hecho con un trocito de piel de todos los animales que existen.
Con esto la princesa se aseguraba una temporada de tranquilidad.

Pero el tiempo pasa y a veces pasa volando. Así que mucho antes de lo que le hubiera gustado a la princesa llego el príncipe Teodoro con el abrigo de pieles. Y la princesa Alicia le dijo muy bien. Mañana por la mañana nos vamos.

Y cuando llego la media noche la princesa oculta bajo su abrigo de toda clase de pieles salir corriendo del castillo, y correo y correo hasta que ya no pudo más y se empezaba a hacer de día y se escondió entre las raíces de un árbol y se quedo dormida.

Como sabia que la buscarían decidió corres por la noche y dormir por el día. Y así estuvo huyendo hasta que una noche unos perros y unos soldados la encontraron. Los soldados le preguntaban ¿Quien eres? y ella repetía, Toda clase de pieles, toda clase de pieles. La princesa no quería que la descubrieran para que no la devolvieran a su castillo.

En el palacio Toda clase de pieles trabajo en la cocina y pudo ver por la ventana de la puerta, porque las puertas de las cocinas tienen ventanas para no tirar la sopa cuando alguien viene con ella. En fin, que Toda clase de pieles se dio cuenta de que estaba en el castillo del príncipe Aurelio.
Pero ella no quería que el príncipe la reconociera para que no la devolviera a su castillo.

Pasaron los días y se celebro un baile en el palacio.
La princesa se escapo de la cocina se puso el traje dorado como el sol y bailó con el príncipe una canción.

A la semana siguiente se celebro otro baile y la princesa se volvió a escapar de la cocina , se puso el traje plateado como la luna y bailó con el príncipe tres canciones.

Una semana más tarde se celebro otro baile y si, se volvió a escapar y bailó con el príncipe casi todo el rato.
Cuando volvió a la cocina se puso el abrigo de toda clase de pieles para que nadie la reconociera y el cocinero muy enfadado le dejó. Donde te has metido Toda clase de pieles. Anda, sube le esta sopa al príncipe que parece que se ha mareado de tanto bailar.

Toda clase de pieles le subió la sopa y antes de dársela dejo caer la florecita dorada. Toda clase de pieles le dejo la sopa y se marcho.
El príncipe se empezó a tomar la sopa y encontró la florecita y dijo, Que raro!

Como tenia mas hambre pidió más comida y el cocinero le dijo a Toda clase de pieles. Suele esta hamburguesa con patatas al príncipe que esta muy débil de tanto bailar.
Toda clase de pieles le llevo la hamburguesa al príncipe pero antes de dársela metió la moneda de oro de su collar debajo de las patatas. El príncipe se empezó a comer la hamburguesa y se dio cuenta de que había una moneda de oro debajo de las patatas. Una moneda con un agujero en el centro. Y pensé, Que raro, que raro!


El príncipe pidió un helado y toda clase de pieles puso el anillo encima y cuando se lo fue a dar al príncipe  el príncipe la cogió por la mano y no la soltaba y le dijo yo me quedo esa anillo pero tu te quedas este otro y el príncipe le dio a princesa un anillo precioso. 

Y se casaron y la boda fueron el príncipe Teodoro que se había casado con la hija del sabio y todos fueron felices como castañuelas.

2 comentarios:

  1. Está muy bien, aunque tiene numerosas erratas y faltan tildes.

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  2. Tampoco has incluido la edad de los receptores ni has argumentado los cambios en función de esta edad. Básicamente, te has dejado atrás la mitad de la actividad.

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