domingo, 20 de marzo de 2016

Toda clase de plumas

Hace mucho tiempo en un reino lejano muy lejano…

Había un rey nervioso muy nervioso porque la Reina estaba dando a luz a una princesita. 
Era tan pequeña como bonita.

El rey dijo,
- Parece una princesa.
Y la reina contesto,
- Es que lo es.
El rey exclamo,
- ¡La llamaremos Princesa!
- Pero entonces será la princesa Princesa…
- ¡Claro!
dijo el rey

La princesa Princesa creció muy rápido en el castillo, jugando con el rey, con la reina, con todos sus juguetes…
Un día la Reina le dijo al rey,
—¿No crees que con lo mayor que es ya debería hablar? Está apunto de cumplir los cuatro años y todavía no ha dicho ni una palabra.
-No te preocupes
dijo el rey
- Ya hablara cuando tenga algo que decir.

Pasaron los años y Princesa seguía sin decir ni mu. Los reyes cada vez mas preocupados avisaron a los mejores médicos del reino, pero ninguno supo decir cual era la causa de que Princesa no hablara. Los reyes preocupados y asustados decidieron encerrar a Princesa en la torre más alta del castillo para evitar que se escapara, se perdiera y no pudiera decir quien era ni de donde venia.

En lo alto de la torre Princesa tenia una enorme habitación llena de los preciosos juguetes y toda variedad de trajes, pero, de todo lo que tenía, lo que mas le gustaba era la ventana. Una ventana por la que podía escuchar a los pájaros. Tanto le gustaba escuchar a los pájaros que podía distinguirlos. Y en poco tiempo descubrió que podía silbar como ellos. 

Y así pasaron los años hasta que un día que la Princesa cumplió otro año más. La Reina abrió la puerta de la torre y le regaló a Princesa una cadena de oro con su nombre escrito. 

Y siguió pasando el tiempo, y lo que a Princesa más le gustaba era escuchar a los pájaros y cantar con ellos. Los pájaros venían desde muy lejos a visitarla y pasaban tiempo cantando en su ventana.
Muchas veces a los pájaros se les caía alguna pluma y princesa las recogía. Tenia toda clase de plumas. Cada vez que encontraba una nueva cerca de la ventana la colocaba con las demás en una percha en el centro de la habitación.

Muchas veces miraba por la ventana y pensaba cuanto le gustaría salir del castillo, cuanto le gustaría volar y un día que estaba pensando esto miro hacia la percha que tenia en el centro de la habitación.  Se dio cuenta de que las plumas que había estado juntando durante años, formaban unas enormes alas. Y una idea paso por su cabeza y ya no pudo pensar en otra cosa. 

Espero a que se hiciera de noche, abrió la ventana, se puso las alas de toda clase de plumas y… voló! Que feliz era volando por encima de los árboles de las montañas. Incluso pensaba que podía volar mas alto que la luna. 

Antes de que saliera el Sol se apresuro a volver al castillo, entro por la ventana, dejo las alas colgadas en la percha, se metió en la cama, cerro los ojos y se quedo profundamente dormida con una enorme sonrisa en su cara. 

Cuando se despertó, no estaba segura de si todo había sido un sueño. No podía esperar a que se hiciera de noche para salir otra vez. 
Y la siguiente noche volando sobre una casa vio a través de una ventana, a un joven escribiendo con una pluma a la luz una vela . Era una pluma que no había visto antes y no sabia a que pájaro podía pertenecer. Ella se poso en un árbol para observarle y su sorpresa fue cuando el joven dejo de escribir, cogió un laud y empezó a tocar una hermosa melodía. 

Princesa no se lo podía creer, sonaba como un coro de pájaros cantando todos a la vez y sin pensarlo ella se puso a silbar. Cuando el joven escucho el silbido de Princesa tampoco se lo podía creer. Era la música mas bonita que había escuchado  en toda su vida.
Rápidamente abrió la ventana para ver de donde venia esta melodía y al hacer esto Princesa se asusto, y echo a volar precipitadamente con tan mala suerte que el colgante de oro que le había regalado su madre se engancho con una rama y callo al suelo.
Al músico solo le dio tiempo de ver lo que le pareció  el pájaro mas extraño que nunca había visto, con toda clase de plumas diferentes.

A la mañana siguiente, Princesa estaba asustada porque había perdido el colgante y estaba deseando que llegara la noche para recuperarlo.
El joven Ernesto, que así se llamaba, paseaba alrededor de su casa pensando que lo que sucedió la noche anterior había sido un sueño, cuando de pronto encontró el colgante de oro de Princesa.

Llego la noche y Princesa se puso sus alas de toda clase de plumas y abrió la ventana. Justo en el mismo instante Ernesto abrió la ventana de su casa y empezó a tocar el laud.  Princesa empezó a surcar los cielos y ya podía oír la música que salía por la ventana y se dejo llevar y cuando llego olvido que había ido a recoger el colgante y posándose en el tejado de la casa de Ernesto empezó a silbar. 

Ernesto se dio cuenta de que Princesa estaba allí y sin dejar de tocar el alud subió al tejado. Cuando Princesa se dio cuenta de su presencia quiso salir volando pero Ernesto le agarro la mano rápidamente. Ella intentaba escapar y Ernesto intentaba que no se fuera y con el forcejeo todas las plumas cayeron por el tejado y Ernesto la abrazo y  se besaron…

Y Princesa dijo,
-Por este beso, tu serás mi princeso!

Y fueron felices mucho tiempo en un reino lejano muy lejano 

Una pequeña reflexión
La primera idea al pensar en una adaptación del cuento Toda Clase De Pieles para niños y niñas de infantil fue dejarlo prácticamente como estaba y omitir la parte en la que el padre quiere casarse con ella. Pienso que para chavales de tres o cuatro años esto no tiene por que ser algo malo. Todo lo demás se podría contar sin dramatizar mucho en las partes más dramáticas. 
Así que en vez de escapar de algo que le aterra, en Toda Clase De Plumas, se “escapa” en busca de la libertad y la curiosidad. 

La idea de pedir cosas para evitar una situación que no nos agrada me pareció  una estrategia que ya aprenderán por si solos y mejor no dar ideas.